1 de febrero de 2009

Eufemismos para ocultar despidos

Conocidas las intenciones de los responsables de las televisiones locales que a partir de ahora configurarán la empresa Radio Televisión de Castilla y León (quedarse en cada provincia con las plantillas de Televisión Castilla y León o de Canal 4), el último paso ha sido comunicar a los perjudicados su inevitable despido. En los anales de la historia quedan ya las palabras del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, garantizando empleo estable.

Ardua labor la que han desarrollado los responsables de Televisión Castilla y León para visitar, en tiempo récord, todas y cada una de las sedes de las televisiones locales apartadas del proyecto para comunicar, a algunos trabajadores que podían ser repescados en la propia ciudad o en la sede central. A quienes son despedidos ni siquiera se les ha dado explicación alguna.

Como suele ocurrir en estos casos, para evitar al patrón malos tragos, las reuniones se han celebrado de manera individualizada, no con las plantillas al completo. Y como hay compañeros que salen mejor parados que otros, miel sobre hojuelas, las protestas se evitan.

Lo que llama la atención son los eufemismos que vienen utilizando los propietarios de las televisiones para ocultar la realidad de las cosas. No se habla de despidos, ni siquiera de ajustes de plantilla. Van más allá y, de cara a la opinión pública, plantean ante los ciudadanos un periodo de transición con cambios de horarios, logotipos compartidos y programación conjunta de las emisoras de Televisión Castilla y León y Canal 4.

En efecto, así será, pero, en realidad, no obedece ello a ningún periodo transitorio hasta la definitiva emisión digital -ya que las emisiones siguen en analógico-, para la que tienen ocho meses de plazo, sino que es la consecuencia de la medida adoptada para que arranque la RTCyL: la reducción de personal. Y mientras, todo el mundo chitón.